No nos referimos, por suerte, a la fractura de un hueso por una deficiencia hormonal, cosas que no sabemos hasta qué punto están relacionadas. Hablamos de la quiebra financiera, aunque quizá algunos prefieran una rotura ósea a caer en bancarrota. Las hormonas bajo acusación son la testosterona y el cortisol.
La muy conocida testosterona y el menos famoso cortisol
El químico alemán Adolf Butenandt ganó el Premio Nobel de Química de 1939 tras convertirse en el primero en aislar y estudiar varias hormonas, entre ellas la testosterona. Después, es mucho lo que se ha sabido sobre esta hormona, más presente en el sexo masculino que en el femenino en una proporción de 10 a 1.
Es conocido también su papel como esteroide anabolizante y su facultad para incrementar la masa muscular. Si no que lo digan ciclistas, atletas, beisbolistas y practicantes de otras disciplinas, que han ganado notoriedad tanto por sus «logros» deportivos como por la forma fraudulenta de conseguirlos.
El cortisol tiende a ser confundido con la cortisona. Ambas son hormonas producidas por lasglándulas suprarrenales, pero el cortisol es más abundante en los seres humanos. Tiene un papel fundamental en el mantenimiento del nivel de azúcar en la sangre.
La propensión al riesgo por tu concentración hormonal
Tres prestigiosas instituciones universitarias –el Imperial College de Londres, la también británica Universidad de Cambridge y la española Universidad de Alicante– recientemente han concluido un estudio en el que han ligado una mayor disposición de las personas a corres riesgos con una más elevada presencia de testosterona y cortisol en sus organismos.
La simulación es una técnica aplicada en varias ciencias para conocer experimentalmente cómo se comportaría un sistema –que puede ser una persona, un grupo humano o un conglomerado más complejo– en presencia de determinados patrones o estímulos. Los científicos de las universidades señaladas, han simulado el comportamiento de una muestra de personas frente a una serie de posibilidades de inversión, como si estuvieran en Wall Street o en la Bolsa de Londres.
Inicialmente, reporta Scientific Reports, midieron los niveles de testosterona y cortisol de las personas en estado normal y comenzaron su juego de bolsa, tomando nota de las inversiones que realizaban y de qué tanto se arriesgaban. Luego, suministraron a los participantes suplementos hormonales y volvieron a jugar a los inversores.
Los resultados fueron asombrosos; en ambos casos, tanto con la testosterona como con el cortisol, los «corredores de bolsa» cobraron un repentino desapego por la prudencia y empezaron a gastar casi como locos. Algunos hicieron formidables ganancias y otros perdieron hasta la ropa interior.
Ya se sabía que el pánico, en situaciones bursátiles de crisis, no era un buen consejero y la Gran Depresión de 1929 siempre está presente para recordarlo. Este estudio comprueba que la cosa es hormonal.
Así que si te dedicas a invertir en la bolsa, es mejor que monitorees con frecuencia tus niveles de testosterona y cortisol. Si están muy elevados, quizá sea mejor que te quedes en casa y no te arriesgues a realizar una temeraria apuesta que te lleve a la quiebra económica.