La naturaleza también se equivoca algunas veces y nos envía al mundo con algunas cosas demás. En este caso: ¡pezones! ¿Sabías que algunas personas nacen con más de dos pezones? ¿Tienes idea de por qué sucede esto? Hoy vamos a descubrir un poco más sobre esta curiosa condición, ¡seguro te sorprenderás!
Politelia: el desorden genético que hace que algunas personas nazcan con más de dos pezones
Por muy raro que parezca, en realidad es una condición bastante común y normalmente inofensiva. Según datos estadísticos, ocurre en 1 cada 18 mamíferos macho y en 1 cada 50 mamíferos hembra. Consiste simplemente en la formación de uno o más pezones «extra» cerca de los dos pezones regulares. Suelen ser más pequeños, y por lo tanto confundidos con verrugas o lunares. En general no representan ningún tipo de riesgo o problema de salud para los humanos, pero si son muy grandes es recomendable removerlos.
La politelia implica la existencia de más de dos pezones, es decir, uno o más pezones extra, pero no todos los pezones tienen debajo tejido glandular. En general los humanos tienen un par de mamas con sus respectivos pezones, que son la estructura por donde sale la leche materna. Los pezones extra no suelen tener tejido glandular debajo, es decir que son solamente superficiales. Los casos en que uno o más pezones extra sí tienen tejido glandular debajo son mucho más extraños y constituyen una condición diferente, llamada polimastia.
La polimastia consiste en la existencia de más de dos glándulas mamarias, que se pueden presentar, o no con un pezón extra. Es decir, para poner en claro: no todos los pezones extra tienen glándulas mamarias debajo, ni todas las glándulas mamarias extra tienen pezones extra encima.
Politelia y polimastia son condiciones diferentes, una mucho más común que la otra. Como ya dijimos, en los casos más severos y notorios de politelia, los pezones extra suelen ser removidos para evitar posibles futuras complicaciones a nivel dermatológico. En los casos de polimastia, el tejido glandular (mama) extra suele ser removido para evitar que interfiera con el funcionamiento de las glandulas mamarias «normales». Pero, en todo caso, ambas condiciones pueden ser tratadas y no implican un riesgo fatal para las personas que las padecen.